El músico jujeño recordó sus comienzos en la música, cuando
apenas tenía entre 16 y 17 años, con su gran amigo Martín y el baterista “Bacho”
Auad, con quienes formó su primera banda, “Sanguis”; “ellos de chicos iban a la
iglesia y se les pegaron palabras en latín, de ahí viene el nombre. Hacíamos
dos temas de Martín, siempre temas nuestros, apuntando a la música propia”.
“Meses después conocimos a un chico de Perico apodado “Zancudo”
y formamos “Restos Rock”, y también tocábamos canciones propias. Teníamos
cuatro o cinco temas. Era un homenaje a Sumo y el nombre viene de que éramos
restos de otras cosas previas. Ese año se hizo un festival organizado por los
chicos de SSJ Rap en Teatro Mitre donde tocamos tres o cuatro temas, y duramos
hasta el ´92 o ´93”.
A La Yugular entre rockeros
Cuando sus compañeros de banda se mudaron a otras ciudades
para estudiar una carrea universitaria, Carlos permaneció en Jujuy y conoció a los músicos Guille Manero y Demián
Salerno, de la banda La Yugular; “fue en el 96; formamos un grupo que se
llamaba “Balero Vudú” y hacíamos versiones de The Doors. En ese tiempo Demián era
fanático de la banda. También estaba el tecladista Martín Lorenghel, que
aprendió el solo de “Light My Fire” entero, y la tocamos una sola vez, en Colegio
del Salvador, en un evento privado”.
Caíto también integró una de las primeras formaciones de La
Rockera, en la que estaban el cantante Raúl Abram con el guitarrista pedro
Gennari y el baterista Manuel “Monty” Cusi, quienes integrarían Battle Cry.”Los
conocí en 1999 y tocamos juntos un año, una vez en un bar en calle Lamadrid.
Ensayábamos en el taller de Seba, y esa época estuvo buena. Se armaban ensayos
con muchas cervezas, pero en 2000 me fui. Ellos eran más Hard Rockeros y yo soy
de otro palo, pero igual la pasé bien”.
Del Jazz al cabaret
Cuando su amigo Sebastián “Bacho” Auad comenzó a organizar
recitales de Jazz, lo invitó a tocar junto a otro músico, Santiago Arias, que a
pesar de tener 15 años en la época, ya se perfilaba como un gran
instrumentista. “Tenían un trío con Bacho en batería, Alejandro “Droopy” García en
guitarra, y Santi tocaba el bajo. Droopy estaba limitado en la guitarra y Santi
era un virtuoso, tocaba todo; Bacho lo mandó a tocar la guitarra y me invitó a
tocar el bajo. Nunca había tocado Jazz y nunca toqué, inventaba todo. Un día, Santi me explicó todo y pasé dos semanas estudiando 20 canciones. Aunque no se
toca así, las memorizaba. Toqué con ellos 5 meses, en 2004. Nos presentábamos
todos los viernes en un local de calle Güemes, que era chico pero under y
bohemio. Aguanté 5 meses porque no tocaba Jazz, me perdía y era como sacarle
una pata a una mesa. Al final me fui del Triciclo. Un año y medio después Bacho
me llamó para tocar en Cabarette”.
Público y experiencias
Caíto considera que el público jujeño, para esta y otras
bandas, “siempre fue difícil; no veíamos respuesta de la gente y hacíamos de
todo, buenas canciones. Habíamos grabado, la banda era buena; teníamos a Pablo
Alemán cantando, a Seba Salazar, Bacho, Droopy, músicos geniales, pero el
público jujeño siempre fue muy frío, siempre mirando afuera, nunca apuestan por
el arte local. Si hacés covers de cualquier banda, mala o buena, siempre buscan
las versiones, más de Los Redondos o de La Renga”.
Al haber estado en varias bandas, tuvo muchas experiencias,
y marca que no hay malas situaciones, pero recuerda que en un recital de Cabarette
en un local en calle Lamadrid “un amigo, “Gordo” Rafa, andaba por ahí. Había un
escenario de un metro de alto y se veía todo el salón. Rafa andaba con ganas de
pelar, como siempre, y desde el escenario veía que andaba como un tiburón en el
agua, con un puño alzado, hasta que encontró un candidato y le metió un
puñetazo. Ahí se acabó la fiesta”.
“En otra ocasión, en el mismo local, tocamos con otras
bandas y había barderos en la puerta y se armó una pelea. Alguien hizo tiros en
la puerta. Un chico que trabajaba de mozo en el local había ido a trabajar en
la camioneta que su padre usaba para trabajar, y los chicos hicieron lío. Cuentan
que quien hizo los tiros a la puerta lo hizo porque no lo dejaban entrar”.
“Los años te dan experiencia y te das cuenta cuándo tocás
bien, cuando la banda suena bien. Y el público era indiferente. De 50 personas
que decían “qué buena la banda”, 4 o 5 iban al recital, y cuando tocás tus
temas, en el 4º te piden canciones de Sumo o Los Redondos, y si sos Heavy te
piden V8. Esas son las malas experiencias: cuando, a pesar de los años, no
funciona. Cuando empezamos, en la década de 1990, la mentalidad siempre fue
hacer temas propios. Había buenas bandas, como Sangre en Polvo o 30 Metros, de
Perico. Todos los que empezaban a hacer algo lo hacían con temas propios, a lo
que uno siempre aspira, a ser vos. No querés ser “tributo a”. Y con los años
esa forma de entender el mundo se fue perdiendo, porque hoy por hoy se empieza
haciendo covers, y cuando vi esa indiferencia de la gente me harté y pensé que
no había forma de abrir la cabeza de la gente y que cambie”.
Entre los buenos recuerdos de Caíto está haber tocado en la
fiesta de cierre del festival de cortos de cine de Huayruro, con el dirigente
Carlos “el Perro” Santillán pogueando con el público; y explica que terminó tocando
el bajo en bandas por su conocimiento: “tocaba la guitarra, y con Martín, mi
amigo del alma, siempre guitarreábamos, sacábamos canciones. Cuando armó el
grupo todos éramos guitarreros y sabíamos los acordes por los cancioneros en
esa época. También estudié un mes con González, de Kamasutra, y me enseñó las
notas del diapasón. Bacho armó el grupo y el único que sabía las notas era yo,
porque el bajo era como una guitarra con dos cuerdas menos, son las mismas
notas en la misma posición. Cuando empezamos nadie sabía las notas del bajo
excepto yo, por eso agarré el bajo, no había bajista. Quizá fue algo inconsciente,
aunque recuerdo que en la primera época de la banda escuchaba mucho a Los
Fabulosos Cadillacs y lo que más me llamaba la atención era su bajista, Flavio.
Es un gran bajista; lo escuchaba y me encantaba”.
Rebeldía y estrellas
Caíto también se refirió a si falta rebeldía en el Rock,
considerando que “la gente se fue cerrando en cosas tontas; antes había más cabeza
para enfrentar las cosas. Ahora tal vez uno se pone viejo y bobo pero ve que la
juventud está cada vez más tonta. Seguro algo así les pasó a nuestros padres,
pero antes había otra mentalidad, como hacer música propia. Todos eran más
bohemios, más románticos, cada uno hacía sus letras y canciones. Eso forma
parte de la rebeldía. Hoy, si no tenés celular o cuenta en Facebook o Whatsapp estás
fuera del mundo y te meten en ese mundo a la fuerza”.
Además, dice que en Jujuy “hay estrellas de Rock pero no se
las conoce. Hay bandas muy buenas, chicos que están trabajando desde hace años
y grupos que recién comienzan pero suenan muy bien. No sé si podríamos decir “estrellas”
pero seguro hay grandes músicos. Nunca se llega a formar un mercado porque no
hay público, el público no llega a apreciar la música propia, siempre mirando
para afuera. Es una cuestión del jujeño: lo que hay afuera siempre es mejor. Acá
hay muy buenas bandas, como Napia, Tripulantes, La Yugular, La Rockera en su
momento, o Battle Cry, pero no se las valora, y hay muchos músicos que se
pierden en el camino por la indiferencia de la gente”.
Fotografía 2 cortesía Carolina Vera / www.facebook.com.
Muy interesante el artículo.... Saludos
ResponderEliminar"la indiferencia de la gente"... es bien sabido que el rock no ha sabido reinventarse, se perdio entre tantos contratos y merchandaising, al fin y al cabo los unicos que pudieron reflejar su arte a su antojo fueron los beatles y algunos mas, a quienes las grandes empresas dejaron libres para hacer lo que ellos quisieran en el estudio de grabacion. hoy en dia la industria cambio para mejor (para ellos, que son los empresarios) es mas facil montar un show de trap o de hip hop que una banda de rock, perdimos la estetica y la atraccion de aquellos años dorados de los 60 a los 80 y 90 donde el rock "vendia" y existian muchas empresas disqueras buscando nuevos talentos, hoy hasta a dividisos le cuesta llenar lugares en el interior. hablando de otros generos como el folklore los unicos grupitos que hacen giras y ganan gente (por asi decirlo) son los que se encuadran en una estetica "nocheresca" dejando de lado un sin fin de artistas que superan ampliamente la lirica y musica promedio.
ResponderEliminarno es de extrañar que las bandas que arrancan con temas propios y con composiciones nuevas sean los que menos atractivos sean para el publico, sino son los que menor difusion poseen por no entrar dentro de l circulo empresarial.
fuerza cabarette que siga el baile!!!
Felicitaciones Caito...te recuerdo del secundario, en el comercial 2..a seguir metiendo pilas...nadie es profeta en su tierra...el público jujujeño en su gran mayoría siempre de limito a lo popular y no los sacas de ahí
ResponderEliminarUn abrazo enorme y muchos éxitos!!