“Cuero y metal son nuestro uniforme
protegiendo lo que somos”.
Metallica
A fines de la década de 1980 y principios de la del ´90,
antes de que el Grunge ocupara el lugar que el Hard Rock y el Heavy Metal tuvieron
durante más de una década y las camisas a rayas y los pantalones rasgados ocuparan
el centro de la escena, un rockero/metalero era criticado, discriminado y
atacado frecuentemente por su vestimenta. Principalmente por vestir continuamente
remeras negras con imágenes que para quienes no eran como ellos, representaban
guerra, sangre, muerte y desolación. Básicamente, por vestir remeras de sus
bandas favoritas.
Actualmente, atacar a alguien por su vestimenta es
socialmente condenado al instante, pero en esa época, los rockeros/metaleros
tenían que defenderse de ataques continuos sin defensores en instituciones,
marchas, micrófonos ni cámaras, sino manteniendo sus convicciones y amando a
sus bandas favoritas. Y cualquiera podría pensar, “si eran atacados por su
vestimenta, ¿por qué no la cambiaban?”
Porque para un seguidor, vestir la remera de una banda no
representa solamente usar una prenda de vestir, sino compromiso, amor,
dedicación y lealtad. Al contrario de lo que se piensa y dice en la actualidad,
que usar una remera de Nirvana o Guns N´Roses es “vintage” o “cool” (¿por qué
creen que hubo semejante lío entre Slayer y “las Kardashians?”), ver a alguien
usándolas significa que esa persona
tiene todos los discos de esa banda, o hará lo posible por tenerlos, que conoce
a cada uno de los miembros como si fueran sus vecinos, y que en un mundo donde
los ídolos son descartables y todos buscan “el próximo tema del verano”, las
canciones de su banda favorita son la banda sonora de su vida, y lo seguirán
siendo hasta el final de su tiempo en la tierra.
Vestir la remera con la imagen o logotipo de una banda
significa además pertenencia a un grupo, una tribu. Individuos iguales con un
sentimiento común que solo la música de ese grupo puede proveer. No importa de
qué país, barrio o raza seas, tu nivel económico o tu trabajo, cuando vas a un
recital usando una remera de la banda que está sobre el escenario, la persona a
tu lado es tu hermano, hermana, es igual a vos.
Eso es lo que nos recuerdan los esqueletos y calaveras de
muchas remeras que usamos: en el final, todos somos iguales por dentro. Y ese
es uno de los mensajes más fuertes del Rock y el Metal.
Una remera de una banda de Rock o Metal es además arte en un
soporte no convencional: no necesitamos viajar a la Capilla Sixtina o al Museo
del Prado para deleitarnos con las creaciones de Derek Riggs, Mark Kostabi o
Pushead, están ahí, al alcance de la mano, con todos sus detalles. Y al igual
que los trabajos de Dalí o Goya, todas muestran una época, un momento del
grupo, un sentimiento que quedó grabado, primero, en un disco, y luego en un
trozo de tela.
“Si a una persona que tuvo un problema le sirve usar una
camiseta con mi cara para sentirse mejor, está bien”, dijo Axl Rose en una entrevista
alguna vez. Y no hay seguidor del Rock y el Metal que no haya pasado por un
momento difícil que no haya encontrado consuelo en la música de sus ídolos. Por
eso las remeras negras de bandas, y principalmente la música de estas bandas,
no son una tendencia o una moda. Son un estilo de vida, compañeras que mejoran
un buen momento o hacen que uno malo no dure mucho.
Una remera negra de una banda de Rock o Metal hablará
siempre de un momento específico de la historia, de sentimientos, de lugares,
de formas de pensar. Y será la armadura de su portador cada vez que la use, más
allá de lo estético o lo musical. Será su declaración de amor y lealtad a la
música, y de compromiso con sus sentimientos. Por estas y otras razones,
también serán el juramento de lealtad al Estado del Rock, el Hard, El Thrash, o
cualquier otro estilo que esté representado en esa tela.
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