Pocas semanas después de la edición del primer E.P. de la
banda, “Capítulo 1, AlmaLobo”, el tecladista de Unakan, Ezequiel Molina, contó
cómo surgió la banda, marcando que “sería como una idea que estaba dormida. Hace
varios años quise armar un proyecto que involucre a muchas personas y tenga
mucha virtualidad, que no sea necesario vernos con todos los involucrados en
persona, y en ese tiempo no había medios suficientes para hacerlo de esa manera.
No había tanta fluidez en la comunicación virtual como ahora, no existían
Whatsapp ni Facebook, todo era por correo electrónico, y una respuesta por
correo no es tan rápida como una instantánea. En cuanto a tecnología pasaba más
o menos lo mismo: no todo el mundo tenía la posibilidad de grabar en su casa o
tener un estudio, pero aun así intentamos hacerlo”.
En esa época, Ezequiel trabajaba con el bajista de Puerto
Madryn Benito Vidal (quien grabó en el E.P.), armando las primeras composiciones; “invitamos
a un par de guitarristas porque en ese tiempo éramos solo teclado y bajo,
hicimos tres canciones con algunos invitados, y la idea quedó ahí, no pudimos
continuar. Pasó el tiempo y la cuestión quedó latente, pero hace tres años se
me ocurrió reflotar no la misma idea, sino el concepto de hacer un proyecto de estudio,
que no sea igual que una banda. La idea salió, sobre todo, de las ganas de
componer y grabar, y para eso, si querés resultados pronto, tenés que encarar
todo de otra manera. El concepto de banda es reunirse a ensayar, que todos
estén conformes, y se trata mucho de ensayar, de muchas reuniones. En este
proyecto yo quería producir rápido, tener resultados pronto, y además, hacerlo
con amigos. Eso es lo bueno de la música: poder compartir con gente que piensa
parecido a vos así”.
Además, Ezequiel recordó que “de esas dos ideas salió lo de
armar el proyecto y se me ocurrió invitar a Miguel Burgos, que venía de tocar
en Centinela, banda de Power Metal. Sabía que estaba muy metido en el estilo, había
escuchado sus composiciones y me parecía el más apropiado para hacer lo que
planeaba musicalmente. Quería tocar el Power con el que crecí, el de los ´90,
que no suena como el de ahora, que esta muy estilizado, sobre producido y demasiado
prolijo, y me gusta más la época de los ´90”.
Cuando empezaste a trabajar, ¿sabías que el disco hablaría
de mitos y leyendas?
“Sí; conocí de chico el libro “Seres Mágicos” de Elena
Bossi, recordaba la tapa y siempre lo veía en la vidriera cuando pasaba por una
librería, y se me ocurrió conseguirlo y hojearlo. Ahí encontré los mitos y
leyendas que conocía pero con mayor detalle, así que me pareció una buena
fuente de inspiración para tomar algunas ideas. No todo porque el libro está
más orientado a los niños y es inocente en algunas concepciones; yo tenía la
idea de tomar material de ahí pero darle un toque más adulto, un poco más de
misterio y quizá agresividad en algunas cosas, pero de entrada la idea fue
hacer un disco conceptual en el que cada canción contara la historia de un ser mágico”.
¿Quién compuso las canciones?
“Fue mutuo, porque si bien tuve la idea y convoqué a Miguel,
ya tenía muchas cosas pensadas pero eran ideas sueltas, grabadas con teclado y
sabiendo qué quería que tratara cada pieza musical o idea que tenía. Había una
estructura general pero quería que Miguel haga su aporte desde la guitarra,
porque uno no puede tener la visión de cómo será el tema porque no es multi instrumentista.
Compongo desde el teclado y siempre hay cosas que faltarán. Lo más importante
son los riffs de guitarra, y es difícil componerlos desde el teclado, entonces,
a veces tengo algunas ideas y Miguel es quien les da forma, pero la composición
fue completamente mutua. No hay ninguna canción que pueda decir “es mía” o “es
de Miguel”, se fueron armando entre los dos”.
¿Fue difícil conseguir a los invitados?
“No, porque son amigos y sabía que, de 6 invitados, 5
aceptarían participar, o 4. Pero por la buena onda que tenemos con esa gente, y
además, porque teníamos previsto mostrarles un producto medianamente elaborado
y no invitarlos desde el comienzo, con lo que todo es muy incierto, las cosas
salieron. No era la idea, por ejemplo, reunirnos a charlar, decidir armar un proyecto
y elegir invitados sin tener canciones, sino ir concretando partes y comenzar a
sumar personas. Cuando armamos el proyecto, en las primeras charlas, sabíamos
quiénes podrían ser los invitados. Todo fue muy planificado. Obviamente,
invitamos a todos mucho después, pero teníamos una lista de personas que queríamos
sumar al proyecto. Cuando tuvimos las primeras composiciones comenzamos a
hacerlo y al toque dijeron que sí, a pesar de que técnica y tecnológicamente no
sabíamos cómo trabajaríamos. Teníamos en mente cómo, se los propusimos, y no
sabíamos cómo grabarían en sus provincias, pero dijeron que sí, y los detalles
se fueron solucionando sobre la marcha”.
¿Hubo aportes suyos en las canciones?
“Grabamos; algunos de los primeros demos que hicimos fueron
instrumentales y otros tarareados con nuestras voces, algo muy primitivo. Le
pedimos a Leo de Battle Cry que “tradujera” esos balbuceos, las ideas que
teníamos, tarareadas, en la cabeza o instrumentos, y que lo llevara a una voz
entendible. Nos reunimos en su casa, él solo tenía un micrófono y le cantábamos
las partes para que él lo interpretara. A pesar de que fue muy casero, los
demos quedaron muy bien. Eso fue lo que enviamos a los cantantes invitados y
les dimos libertad para modificar letras, melodías, estructura, todo lo que
quisieran, porque la idea era que se sintieran cómodos, no que les dijéramos
cómo tenía que ser el trabajo. Son cantantes y tienen muy en claro cómo cantar.
Les dijimos: “esto es un boceto y podés modificarlo como quieras”. Todos
trabajaron libremente y algunos grabaron con Whatsapp; les mandamos la versión “cantada”
y la versión instrumental, pusieron el instrumental fuerte en el fondo, tomaron
Whatsapp y grabaron una primera idea de lo que querían. Luego escuchamos esas
grabaciones, les consultamos algunas cosas y fue un trabajo como si hubiéramos
estado juntos pero virtualmente, con intercambio de opiniones hasta que todos
quedaban conformes con una idea y se grababa la versión definitiva”.
¿En qué etapa de desarrollo está el “Capítulo 2”?
“Para el Capítulo 2 compusimos cuatro canciones y trabajamos
en un cover; probablemente no incluya los cuatro temas sino tres, de los cuales
uno será instrumental. Teníamos ganas de hacer algo así porque se usaba mucho
en el Power Metal de los ´90; actualmente no lo sé, porque no escucho tanto del
estilo, pero antes se grababan muchos instrumentales, con los que se puede
demostrar mucho más la destreza de cada uno de los músicos y hay muchos solos y
arreglos. Ese tema quedó muy bien, y habría dos canciones más contando historias
de seres: una es de El Familiar y la otra de El Duende. Dejaremos el cuarto
para el siguiente Capítulo. Estamos trabajando, tenemos la primera versión demo
instrumental de todas las canciones, haremos una preproducción con voces, con
un trabajo de teclado y guitarra más elaborado, y luego pasaremos a la
grabación definitiva, pero cuando tengamos la preproducción queremos enviar el
material a los invitados”.
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